Este año fue tremendo y desafiante, pero a la vez retador y generador de inventiva y creatividad. Luego de la apertura de los restaurantes (después de la cual hubo un segundo y breve cierre), los cocineros y restauranteros se pusieron al día con sus propuestas y pusieron a prueba su capacidad de adaptación. No solo se reiniciaron las actividades respetando protocolos, sino que compusieron terrazas, se armaron dark kitchen o cocinas escondidas y se abrieron despensas. A la par, el mercado crecía con nuevas aperturas y jóvenes chef a la cabeza, y los ya reconocidos generaban nuevos menús con inspiración de meses acumulada y lista para estallar.

En este sentido, la nueva Guía Azul de S.Pellegrino y El Trinche amplía repertorio e incluye esta vez el trabajo de 74 espacios de todo el país, en un intento por rescatar la esperanza de la posibilidad y reconocer la tesón y el buen manejo de algunos restaurantes que optaron por seguir protocolos sin dejar de atender a su público. Esta reactivación pausada y consciente duró meses y aún sigue, pero ya podemos observar interesantes frutos con aperturas y mudanzas, e incluso con proyectos delivery quizá impensables antes del cierre.